Pescado: un alimento muy sostenible

Es cierto que cuando hablamos de la sostenibilidad de las pesquerías, lo primero que se nos viene a la mente es la sobre explotación de las poblaciones de peces. Pero, ¿Sabías que…? Más allá de eso, el pescado es uno de los alimentos más sostenibles y que su consumo puede ayudar a mitigar las emisiones de gases de efecto invernadero. En iPescado te explicamos el porqué.

Nuestros hábitos de consumo sin importar cuales sean tienen un impacto en el planeta. No importa en que producto pienses, tu ropa, tus zapatos, tus alimentos e incluso el dispositivo en el cual estas leyendo esto, todos requirieron agua para su fabricación, agua y energía. Es lo que llamamos huella hídrica y huella de carbono. Índices que nos permiten medir nuestro impacto de acuerdo con nuestros hábitos de consumo.

Estos índices son importantes porque vivimos en una época en la que la especie humana ha crecido tanto que estamos acabando con muchos recursos y es necesario actuar para poder dejar a las futuras generaciones un planeta que les permita vivir con dignidad y disfrutar de los mismos recursos.

La huella hídrica mide la cantidad de agua utilizada para producir cada uno de los bienes y servicios que utilizamos. Se puede medir para un solo proceso, como el cultivo de arroz, para un producto, como una prenda de vestir, para el combustible que ponemos en nuestro automóvil o para toda una industria. El agua es sin dudarlo uno de los recursos más valiosos y probablemente es el que mejor debemos cuidar, ya que se espera que en el futuro sea también uno de los más escasos.

Por otro lado, la huella de carbono hace referencia a la cantidad de CO2 u otros gases de efecto invernadero (GEI) que fueron emitidos a la atmosfera como consecuencia de la producción y distribución de un bien o servicio, y al igual que la huella hídrica, puede ser calculada para un proceso, un producto o toda una industria. La huella de carbono de muchos productos proviene principalmente de la energía utilizada en las fábricas para producirlos, pero también de su transporte, y en el caso de algunas industrias como la ganadería la principal emisión proviene de la alimentación de los animales.Seguramente has escuchado que una dieta vegetariana tiene un impacto mucho menor en el planeta que una dieta donde el principal producto de consumo es la carne, ya que la carne es el alimento con mayor huella de carbono, con la carne de res y la de cordero encabezando la lista. Tan sólo la cría de ganado genera emisiones de 60 kg de CO2 en promedio por kilogramo de carne de vaca y 24 kg de CO2 por cada kilogramo de cordero.

De hecho, solo la ganadería por sí sola contribuye con el 14.5% del total de las emisiones de gases de efecto invernadero producidas por el hombre.

También es importante entender que el consumo de productos importados así sean frutas y verduras tiene un impacto alto en el ambiente ya que para llegar a nuestro país o a nuestro plato tuvieron que transportarse ya sea por barco, avión, etc., medios de trasporte que tuvieron que haber quemado combustibles fósiles en el proceso. De ahí nace la importancia de consumir productos locales.

Para un alimento como lo es la carne de vaca, que tiene una alta huella de carbono, el transporte es un factor que contribuye poco a su impacto medio ambiental global. Además, las carnes rojas en general tienen una huella hídrica bastante alta también.

Por el contrario, para el caso de la pesca, se estima que se producen entre 1 kg y 5 kg de CO2 por cada kilogramo de pescado capturado, lo cual es sumamente bajo en comparación con otros sectores de la industria de los alimentos.

En el caso de la acuacultura según un estudio en el que se calcularon las emisiones de GEI para el año 2017 para toda la acuacultura de mariscos y peces, éstas habrían sido de 263 millones de toneladas de CO2.

Al contrastar esta cifra con los 53.5 billones de toneladas de CO2 antropogénico según las estimaciones del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente para ese mismo año, la acuacultura representó aproximadamente el 0.49% del total de las emisiones antropogénicas.

Lo cual evidencia que tanto la pesca como la acuacultura son actividades que tienen un impacto mucho menor en el cambio climático.

¿Por qué la pesca y la acuacultura contribuyen tan poco a las emisiones de GEI?

Es natural pensar que estas industrias no son tan grandes como la ganadería, pero nada está más alejado de la verdad. Tan sólo la acuacultura ya representa el sector de la industria de alimentos con mayor tasa de crecimiento en el mundo y hace apenas un par de años las estadísticas indicaban que se producían más alimentos en el mundo por la acuacultura y por la pesca que por la ganadería.

Entonces a ¿A qué se debe?

Debemos mirar en la biología de los animales del ganado y de los peces si queremos comprender mejor esta cuestión.

Las vacas y otros rumiantes poseen comunidades de bacterias muy grandes dentro de sus sistemas digestivos las cuales les ayudan a digerir el alimento. Durante el proceso estas comunidades bacterianas fermentan el alimento produciendo diferentes tipos de gases entre ellos CO2, metano y otros gases más. Por cierto, el metano tiene un tiempo de vida más corto en la atmósfera, pero es 28 veces más potente que el CO2 como gas de efecto invernadero.

Sumado a esto, la creciente demanda de espacio para mantener al ganado ha fomentado la deforestación de áreas naturales para el pastoreo. Por un lado, la deforestación pone fin al secuestro de carbono (así se le llama al proceso en el que los árboles absorben el CO2 del aire y lo incorporan al suelo) y por otro lado el pastoreo remueve el suelo, proceso que libera a la atmósfera el CO2 previamente capturado por los árboles. De esta manera el efecto de la ganadería intensifica el problema.

Además, los peces son animales con metabolismos más eficientes que los animales tradicionales de ganadería. Mientras una vaca o un cerdo necesita gastar más energía para mantener sus funciones vitales, un pez, en cambio, depende en gran medida de las condiciones del ambiente lo cual le permite destinar la mayor parte de la energía hacia el crecimiento.Pongamos un ejemplo con la temperatura. Un pez al no poder regular su temperatura depende de la temperatura del agua, por lo que el alimento que consume lo utiliza más eficientemente. Es prácticamente imposible adecuar la temperatura del agua de las producciones de peces de la misma manera en que se hace con la temperatura ambiental en las producciones de cerdos y vacas. Es por ello que, nunca veremos cultivos de salmón en aguas tropicales o cultivos de tilapia en regiones frías.

Mención especial: El caso del cultivo de bivalvos.

Dentro de la acuacultura, el cultivo de ostiones, almejas y otros moluscos bivalvos como los mejillones merece una mención especial pues su cultivo no sólo tiene una de las menores contribuciones de GEI, sino que incluso podríamos decir que es el campeón por sus bajas emisiones ya que, según un estudio, el producir 1 kg de proteína de ostión libera 130 g de CO2 a la atmósfera. ¡130 gramos por kg de ostión! ¡Que locura! Es un valor tan bajo que parece ridículo, pero es real.

En COMEPESCA, nuestra intención no es reducir el consumo de carne por parte de la población mexicana, por el contrario, buscamos ayudar a combatir el problema de la desnutrición y de la obesidad que aqueja a los mexicanos a través de una dieta rica y variada, pero que además sea sostenible. Si tan sólo reemplazamos algunos de nuestros productos cárnicos por pescado u otras opciones tendríamos un gran impacto en el planeta.

Es así como el primer objetivo de COMEPESCA, que es promover el consumo de productos nacionales, se conecta con el objetivo de Pesca Con Futuro para intentar dar un paso más en este gran tema que es la sostenibilidad.

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